De la dependencia y la independencia.

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Gobiernos. Gobiernos. Gobiernos.

Sociedades de autores. Sociedades de autores.

Gobiernos. Sociedades de autores. Gobiernos. Juntas directivas.

Gobiernos. Sociedades de autores. Juntas directivas. Gestión centralizada.

Leí la semana pasada el tuitdebate, pero hasta hoy no he podido escribir mi pequeña reflexión. Empiezo con estas líneas repetitivas porque representan la sensación general que se agolpa en mi cabeza cuando leo a la gente acerca de como resolver muchas de las problemáticas que hoy en día tenemos. Por suerte, en mi opinión, siempre hay voces discordantes que aportan algo de aire fresco a unos debates que están vagamente impregnados de la dialéctica del poder.

Entiendo que muchas veces, todos, nos acojemos a ciertos paradigmas reinantes a la hora de buscar soluciones prácticas a problemas que nos importan. En este caso hablábamos de como gestionar lo común, qué hacer para difundir la cultura, como salirse de los círculos de siempre…

…y me sorprende que en este intento de ruptura sigamos ‘acudiendo’ a los mismos poderes que impiden esa ruptura. En este caso soy ciertamente algo radical pero no por ello quiero resultar intransigente. Mi postura está en attribution, es decir, la puedes «distribuir, remezclar, ajustar,y construir desde el trabajo original…», es decir, está abierta al cambio.

Entiendo que, actual y lamentablemente, el Estado forma parte del mismo engranaje que el capital, es decir, la connivencia entre intereses privados e intereses públicos. Lo que no genera ingresos no genera interés privado, y lo que no genera poder no genera interés público. Es por eso que veo complicado que el poder legislativo traicione a sus partenaires del derecho de autor privados para generar leyes que beneficien al dominio público o a la estructura artistíca cooperativa que promulgan las licencias abiertas y libres.

Lo veo complicado, aunque no imposible, porque felizmente leí en el mismo tuitdebate ciertas leyes que se llevan a cabo en Argentina y veo que desde el poder legislativo se pueden tomar, a veces, decisiones que afectan positivamente a la masa, al pueblo, a las personas como tú y como yo.

Si bien entiendo que esos pasos del legislativo no surgen solos, sino que surgen de la presión ciudadana, o, dejando de lado la dialéctica del poder, surgen de las personas, y de su lucha por buscar mejores tecnologías y mejores engranajes para manejar su propio cultura, para que todos tengan acceso a ella.

Entiendo que, si por ejemplo el gobierno subvenciona alguna actividad cultural, solo por ese simple hecho las obras generadas con esa ayuda deberían formar parte del dominio público.

Leía también con atención a @lisRosello cuando mencionaba que FREE no era GRATIS, sino LIBRE. Es una postura interesante, en tanto en cuanto lo libre no siempre tiene que ser gratis y lo de pago no siempre tiene que tener una C de copyright en su solapa. Uno de los ejemplos que se me pasó por la cabeza son los Cabaguettes que de vez en cuando organizamos en el Duermevela Hostel de Segovia. Se trata de una suerte de microteatro, pero mezclando muchas más disciplinas, como la poesía, la música, los títeres… la idea es generar un espacio cultural y de reflexión, donde los artistas y el público no tengan la distancia del escenario. En cada una de las 7 habitaciones del hostel se hace un espectáculo. Para entrar a ese espectáculo, el espectador ha de entregar al artista un palito de madera. Estos palitos de madera se consiguen nada más entrar al hostel, cuando por el precio de 2 euros, nosotros te damos 4 palitos. Con esos palitos no solo pagas la actuación del artista, también puedes comprar refrescos o bebida. De este modo, lo que parece un simple intercambio de dinero legal por dinero de palitos, se transforma en una fuente de financiación para el artista, que así no actúa gratuitamente, y para el hostel, que recupera la pequeña inversión en material o bebidas.

La primera vez que lo hicimos cobramos 2€, un precio popular que todo el mundo puede pagar. 2€ por 7 espectáculos no están nada mal. No es gratis, pero es ciertamente libre porque no se trata de un precio prohibitivo. Son dos cañas de cerveza. Es un billete de autobús. Dos barras de pan. Y el artista queda contento porque pudo hacer su espectáculo frente a un público que no sabe lo que se encuentra; el hostel queda contento porque da vida al espacio; y el espectador queda contento porque ha visto, en vivo y en directo, 7 espectáculos a pie ‘de escenario’, frente a frente con el artista.

Podríamos hacerlo gratis. De hecho, la segunda vez que convocamos el Cabaguette, olvidamos los palos. Al olvidarlos no teníamos ‘moneda de cambio’ y, hablando con los artistas, decidimos que esta vez lo íbamos a hacer por ‘amor al arte’. Pero no, el público no quería acceder gratis, quería sus palitos, quería pagar sus dos euros porque sabía que ayudaba al artista, aunque fuera humildemente, aunque fuera poco lo que se llevara el artista. El público nos obligó a coger los dos euros, que repartimos entre los artistas y los gastos de material. Libre fue el pagar o no pagar, pero el público, sabiendo de la calidad de los artistas, prefirió pagar. Es una nueva vía, el público elige, no elige el poder.

Mencionaba @jeronimocarrera una gran frase de Gilberto Gil, que se refería a la cultura no como tutelaje desde el Estado, sino como apoyo inicial para que ‘ocurran las cosas’. Parece que hay mucho miedo a que las cosas ocurran, fluyan sin control, se tiene miedo a ese caos, cuando es ese caos el que trae maravillosas formas de arte, experimentos culturales o experiencias atrevidas. No controlar el proceso, sino promoverlo. Esa sería una buena política ligada a la cultura libre.

Y para esa cultura libre contamos con internet, que como bien decía @carmenlenski, mencionando a su vez a Manuel Castells, ‘internet no es solo tecnología, sino organización social’, a lo que yo añado que sí, que es organización social, pero que en lo digital no se pueden poner todas las fuerzas, porque a lo digital lo sostiene lo analógico, la vida ‘real’.  Es por ello que hay que fortalecer las redes, digitales y analógicas, para poder lograr el cambio esperado de paradigma cultural. Y que no hay que esperar a que desde arriba lo cambien, sino cambiarlo día a día, partido a partido, canción a canción, obra a obra….

Las alternativas son muchas, me gustaron las que propuso @guzisandoval: dinámicas de circulación, autoedición, edición colectiva, transterritorialidad… múltiples nuevos términos que, aunque en su nominación parezcan novedosos o difíciles de comprender, son dinámicas que todo ser humano puede llevar a cabo cuando comprende que el mundo se rige por la cooperación, y no por la competición.